Santiago,La labor pastoral y de sanación que, por varios años, llevó a cabo en el país y otras latitudes por el sacerdote Emiliano Tardif, quedó patentizada la tarde de ayer en esta ciudad, al erigir el Ayuntamiento un parque-monumento en su nombre, actividad que contó con la presencia de las principales autoridades municipales y eclesiásticas de aquí.
La efigie del conocido sacerdote de origen canadiense, quien murió el 8 de junio de 1999, mientras se encontraba encabezando un retiro en Córdoba, Argentina, se encuentra localizada en la calle Boy Scout, en los alrededores del lado Norte del puente Hermanos Patiño.
El padre Tardif, cuyos restos fueron sepultados en el cementerio municipal de la comunidad El Ingenio, de aquí, llegó al país a los 28 años de edad, el 16 de septiembre de 1956, procedente de Canadá.
La bendición de la obra estuvo a cargo de Monseñor Ramón Benito de la Rosa y Carpio, Arzobispo de la Arquidiócesis de Santiago, quien destacó la labor pastoral y de sanación llevada a cabo por Tardif, precisando que este monumento que honra su memoria se le dedica a las victimas de la violencia.
De la Rosa y Carpio agradeció la acogida que dio el sindico José Enrique Sued a la idea de construir esta obra “que eterniza el nombre del cura sanador, como era conocido Emiliano Tardif, y que debe convertirse en un lugar de recogimiento y reflexión en lo adelante”. También intervino el padre Reinaldo González quien se refirió, básicamente, a la labor hecha por el homenajeado a su paso por este país.
El monumento fue construido gracias a una inversión hecha por el cabildo santiaguense y que superó los cuatro millones de pesos. El síndico Sued también se dirigió a los asistentes, resaltando la importancia de dicha inauguración “que se produce en estos momentos de crisis en todos los sectores, que sufre no solo nuestro país sino el mundo y en una sociedad donde los males sociales avanzan, principalmente el consumo de drogas”.
Cuenta este monumento con una serie de plazas circulares, a las que se les instalaron bancos en hierro y se le dotó de espacios ambientados, que invitan al recogimiento.
Sus aceras son en hormigón frotado y plazas en hormigón estampado para lo que incluso se aprovechó de forma estratégica, los desniveles que presentaba el terreno donde se edificó la estructura.
Además, se le dotó de una iluminación adecuada enfatizada en los símbolos de la Iglesia y la verja perimetral que le circunda es alegórica al recorrido de Tardif por la vida religiosa.
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