viernes, 31 de diciembre de 2010

Los dominicanos esperan el año 2011 con optimismo; miles se van al interior del país


Santo Domingo,
Los dominicanos se aprestan a celebrar este viernes la llegada del año 2011, junto a sus familiares, vecinos y amigos, esperanzados en que el mismo traerá situaciones nuevas y buenas a sus vidas y afianzados en que será de un mejor porvenir para la República Dominicana.

Es una tradición que los dominicanos reciban el año nuevo con cenas, fiestas y algarabías, que muchos se propongan metas que desean cumplir en en este año nuevo y que otros reflexionen si les fue bien o mal en el año que concluye. Al dar las 12:00 de la noche de este último día del 2010, los dominicanos se felicitarán y desearán a sus amigos, familiares y vecinos un venturoso año nuevo, mientras otros recordarán a sus seres queridos ya fallecidos, con lágrimas y velones encendidos, como una forma de revivir recuerdos.

Entre los deseos que piden algunas personas para este nuevo año figuran, crear más conciencia a las autoridades que dirigen el país, tanto en el plano económico como social para que guíen la nación por buen sendero, corrigiendo las injusticias sociales que van en detrimento de los más empobrecidos.

Igualmente, reclaman que en el próximo año cesen los hechos delictivos que afectan el seno familiar y la sociedad en sí, y que tienen a muchos ciudadanos aterrados de salir a las calles a cualquier hora, por temor de ser agredidos, y en caso extremo, de perder la vida.

Aunque la ciudadanía pide mayores oportunidades económicas y la reducción de la delincuencia que ha llenado de luto a muchas familias, no menos cierto es que la sociedad enfrenta el grave problema del flagelo del narcotráfico.

Asimismo, entienden que los proyectos sociales que diseña el Gobierno deben llegar a más familias pobres, que son las que verdaderamente necesitan esas ayudas, ya sean de tipo económico, alimenticio, sanitario y tecnológica, entre otras.

Pidieron mejores oportunidades de empleos que les permita vivir una mejor calidad de vida; obteniendo su propio sustento sin tener que salir a las calles a pasar calamidades.

Los entrevistados

La señora María Lourdes Espinosa manifestó que su deseo para este nuevo año es que baje la delincuencia que azota cada noche al barrio capitalino de Los Guandules, donde ella reside.

“Yo vivo en los Guandules y cuando llegó del trabajo a las 9:00 de la noche, entro con miedo a mi casa por la gran cantidad de ladrones que hay. Ya han robado en dos casas cercanas a la mía. Estoy desesperada. Le pido a la Policía de la zona que vigile más”, dijo la señora Espinosa.

Grisel Pérez, dueña de una paletera, dijo que en el 2011 ella quiere ser incluida en la Seguridad Social, porque aunque no trabaja en una empresa, necesita tener un seguro médico para chequearse una artritis crónica que sufre.

Juan Pedro Vargas, vendedor de cerdo asado, expresó su deseo de que el nuevo año le traiga un empleo que tanto lo necesita, para ayudar a su familia que la componen tres hijos y su esposa.

La señora Eneydi Ramona Henríquez, vendedora de pollo horneado, deseó para este nuevo año que haya menos drogas en las calles y menos casos de muertes producto del narcotráfico.

“Yo tengo dos hijos adolescentes y no quiero que les vaya a pasar nada en la calle, ya que la Policía le dispara a un delincuente y el que cae muerto es un inocente”, sostuvo.

Los fuegos artificiales

Al pico de la 12:00 de la noche de cada año nuevo, la población joven enciende fuegos artificiales y envían destellos de luces que brillan en el firmamento.

Los fuegos artificiales aumentan la algarabía y el entusiasmo entre las personas, especialmente menores de edad, quienes disfrutan de las hermosas luces coloreadas, aunque a muchos les molesta el hedor a pólvora quemada y otros muestran temores de que les causen daños.

Sin embargo, las autoridades pertinentes piden a los padres precaución, para que sus hijos no se lastimen al encender estos artefactos.

Entre esos fuegos artificiales se encuentran las patas de gallina, los busca-pies, “tumba-gobiernos”, mechitas, velas romanas, la bazooca, y las quemas de brillos, esta última utilizada por los niños y jóvenes de pocos recursos económicos.

Rituales de fin de año

Cada año nuevo es propicio para que diversas personas realicen rituales que creen les traen suerte en el transcurso del venidero año.

Entre esos rituales están, lavar la casa, sacar las cosas viejas y lavar con esmero las esquinas de los pisos.

También, botan las escobas viejas y aprovechan para limpiar los armarios y guardarropas, deshacerse de las ropas viejas y sustituirlas por nuevas.

Asimismo, pintan las viviendas para que les vengan cosas nuevas a su vida e igualmente, algunas personas toman baños de hojas para purificar el cuerpo o queman incienso para purificar el espíritu.

Una parte de la población tiene la presunción de que el día primero de enero hay que vestir de amarillo para que les entre el nuevo año con buena suerte, pero esa costumbre ha caído ya en desuso.

Viajeros y pasajes

Como es tradición, una gran parte de los dominicanos viajan al interior del país a pasar el año nuevo con sus seres queridos que viven en otras provincias y comunidades.

Ayer, las estaciones de autobuses lucían repletas de personas en busca de un asiento en las guaguas para llegar a sus pueblos y entregar regalos de navidad a sus amigos y familiares.

El chofer de la guagua que viaja a la provincia de Barahona, Rolando Cepeda, dijo a reporteros de El Nuevo Diario, que los pasajes se mantienen igual que en la festividad de la pascua, a RD$280.0 por persona.

Indicó que en el pasado feriado de Nochebuena hubo más personas que viajaron, que los que ahora están haciéndolo este fin de año.

“Muchos se quedan aquí, porque la cosa no está buena económicamente hablando, y además se suma a esto la delincuencia y la drogadicción que hay en todo el país y es motivo para que los padres de familia decidan quedarse en la capital y no viajar”, sostuvo.

Comercio se dinamiza en víspera año nuevo

Aunque con menor intensidad que durante la celebración de la pasada Nochebuena y del día de Navidad, el comercio se dinamizó ayer en víspera de la llegada del Año Nuevo, según pudieron constatar redactores de El Nuevo Diario, quienes realizaron un recorrido por los diferentes negocios ubicados en las principales arterias comerciales de la capital y municipios de la provincia Santo Domingo.

Propietarios de tiendas, supermercados y de otros negocios, al ser consultados por El Nuevo Diario, informaron que las ventas se mantenían relativamente buenas, pero que no han sido más significativas que en los días de la celebración de la Nochebuena y Navidad.

“Es una realidad que hemos vendido mucho en lo que va del mes de diciembre, pero hay que admitir que en estos últimos dos días del mes diciembre el comercio ha sido un poco tímido”, dijo el dependiente de una tienda ubicada en la Avenida Duarte de la capital.

Por su lado, otro encargado de atención al cliente en el supermercado La Sirena de la Autopista de San Isidro, narró que en horas de la mañana el centro comercial de referencia lucía abarrotado de clientes, cosa que no sucedía cercano a las 2:00 de la tarde, debido quizás a que en ese momento del día los posibles compradores aún se encontraban en sus hogares reposando la siesta.

Viajes al interior

Durante un recorrido de reporteros de El Nuevo Diario por las paradas de autobuses que se dirigen a las diferentes regiones del país, observaron que todas lucían abarrotadas de pasajeros que se peleaban por adquirir un asiento para viajar a sus respectivos pueblos.

Ese panorama se observó con más incidencia en las paradas de autobuses que viajan a las principales ciudades del sur, especialmente a Barahona, Azua, Elías Piña, San Juan de la Maguana, mientras que lo mismo acontecía en los autobuses que se dirigían a la región Este.

Pero si los dominicanos se aglomeraban en las paradas de guaguas que se dirigían a las regiones Sur y Este del país, el tumulto de pasajeros que se parqueaba en las salidas de autobuses con destino a los pueblos ubicados en las diferentes provincias que componen la región más poblada del país, la cibaeña, podría ser calificado como un día del juicio.

Por ejemplo, en la salida de los autobuses hacia los pueblos del Cibao se pudo observar a pasajeros forcejeando para ver quién se montaba primero, con temor, obviamente de quedarse varados o tener que regresar a sus hogares de la zona metropolitana de Santo Domingo, tras ver frustrados sus deseos de viajar.

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