El Senado de EE.UU.
aprobó hoy, por 68 votos contra 32, la mayor reforma migratoria desde
1986, que abre la vía para la legalización y eventual ciudadanía de la
población indocumentada, tras casi un mes de debate.
Aunque, para entrar en vigor, la reforma requiere
que la Cámara de Representantes se pronuncie, y en ella la oposición
republicana es mayoritaria, el voto de hoy en el Senado aumenta
enormemente la presión a favor de un acuerdo.
Catorce senadores republicanos votaron a favor,
incluido el senador por Florida, Marco Rubio, figura ascendente del
partido conservador, de quien se dice que podría optar a la candidatura a
la Presidencia de EE.UU. en 2016.
Todos los demócratas, mayoritarios en la Cámara alta, apoyaron la propuesta legislativa.
La reforma migratoria, negociada en el Senado por
el "Grupo de los ocho" -cuatro demócratas y cuatro republicanos-,
condiciona la legalización de los indocumentados a la seguridad
fronteriza; incrementa drásticamente la vigilancia en la frontera, y
establece medidas para controlar futuros flujos migratorios.
La votación, presidida de manera solemne por el
vicepresidente Joseph Biden como presidente del Senado, se vio
puntualizada por un grupo de activistas que, desde la galería, gritaron
"¡Sí se puede!", el lema de campaña del presidente Barack Obama, en
señal de celebración.
El voto puso fin a tres semanas de un intenso
debate en el pleno de la Cámara alta, que reflejó las divisiones
ideológicas en torno a cómo frenar la inmigración ilegal hacia Estados
Unidos.
Esta "histórica legislación reconoce que los
inmigrantes de hoy han venido a EE.UU. por las mismas razones... para
lograr el sueño que nosotros damos por sentado" y para mejorar sus
vidas, dijo en un emotivo discurso el líder de la mayoría demócrata del
Senado, Harry Reid.
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