lunes, 28 de octubre de 2013

Denuncian asignan hasta tres Tarjetas Solidaridad a un mismo hogar

Santo Domingo,
Dentro de una casita  de madera, cartón  y zinc y con el temor de que ésta le caiga encima en cualquier momento, vive doña Argentina y sus cuatro nietos, con edades entre 7 y 12 años, en el populoso sector de La Ciénaga, Distrito Nacional. La madre de estos niños murió de parto al momento de tener un par de mellizos y como única herencia dejó a sus vástagos y a su madre muchas responsabilidades y un futuro incierto.

El hogar de doña Argentina tiene un escalón más abajo de la pobreza, cayendo así en la miseria. No cuenta con energía eléctrica para iluminar las calurosas y peligrosas noches, su piso es de tierra y como si fuera poco  tiene que cocer los alimentos en un anafe o u fogón improvisado por ella misma.

“A mis 58 años de edad es difícil conseguir un empleo o un esposo,  para sacar adelante a mis nietos, la única ayuda que tengo es la tarjeta de comida del Gobierno y si no fuera por ésta no sé qué sería de nosotros”, sostiene doña Argentina en conversación con reporteros de El Nuevo Diario al momento en que se aprieta las manos.

La señora se refiere a la Tarjeta Solidaridad del programa “Comer es Primero”, a través del cual el Gobierno dominicano hace llegar ayuda a algunos de los hogares pobres del país, con un monto que ronda los RD$825 mensuales, recursos destinados para la compra de alimentos.

Este dinerito puede llegar a ser mayor dependiendo de si la tarjeta tiene agregados algunos subsidios como son el Bono Gas y el Bono Luz, pero estos beneficios no llegan ni siquiera a la mayoría de los pobres del país.

Entre aquellos que no reciben la ayuda del Gobierno está el señor Pedro Pérez, un anciano de 76 años que con manos y voz temblorosas a causa de un derrame cerebral que le afectó, afirma haber solicitado la Tarjeta Solidaridad desde hace ocho años (en el 2005) sin que hasta el momento se le haya beneficiado con ella, pese a que ha ido en varias ocasiones a la oficina del Sistema Único de Beneficiarios (SIUBEN), organismo gubernamental que evalúa e identifica a los posibles candidatos para la ayuda.

El señor Pedro Pérez dice que en su comunidad hay personas que poseen la tarjeta, aunque cuentan con un nivel económico más elevado y con la capacidad productiva con la que él no cuenta; le pide al Gobierno tomar en cuenta a las personas que realmente lo necesitan al momento de otorgar las ayudas sociales.

En la ribera del rio Ozama vive Jesús Martínez, quien dice ser dirigente comunitario, y afirma que en su barrio los planes sociales del Gobierno han beneficiado a muchas personas, pero se queja de que algunos hogares hay asignadas dos y hasta tres tarjetas del programa “Comer  es Primero”, mientras otros necesitados del subsidio no reciben nada.

“No es justo que porque tú seas peledeísta o trabajes para el Gobierno tú seas beneficiado, en tanto que tu vecino se muere de hambre y tú no lo ayudas…eso es ser mezquino”, sostuvo Martínez.

El dirigente comunitario también se quejó de las distribuidoras de electricidad, ya que según él, cuando las personas van  a pagar la energía eléctrica con el Bono Luz se encuentran con la sorpresa de que deben pagar un monto mayor del dinero que contiene el subsidio.

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