A las 1:25 de la tarde fue trasladado el féretro de Eddy Peña de la Funeraria Blandino de la avenida Abraham Lincoln hacia el cementerio Cristo Redentor.
Momentos antes familiares de Peña pidieron a los medios de comunicación privacidad, querían realizar una ceremonia privada y no permitieron el acceso a la capilla E, donde era velado.
Pasadas las dos de la tarde, familiares y amigos llegaron al cementerio, una larga fila de vehículos iban detrás del carro fúnebre.
Bajo el candente sol, los presentes se cubrían debajo una pequeña carpa blanca, donde había más de 60 personas, en al menos seis filas de sillas plásticas.
El carro fúnebre era gris, decorado con cuatro coronas de rosas blancas, rojas y amarrillas. De allí sacaron el ataúd, cargado por varios hombres.
Los familiares no quisieron dar declaraciones.
El lunes 24 de julio, Eddy Peña de 31 años, salió desde tempranas horas del día de su casa hacia su oficina, desde donde aparentemente fue secuestrado.
Su esposa, socio y otros familiares al notar su prolongada ausencia y no poder establecer comunicación con él, dieron la voz de alerta a las autoridades y conocidos.
Sin embargo, no fue hasta el martes 25, cuando obtuvieron una respuesta. El cuerpo de Eddy fue encontrado con un disparo en la cabeza, en unos matorrales de San Cristóbal y su vehículo, quemado, fue hallado en Santiago.
Por el crimen es buscado Juan Carlos Zapata Mendoza, un hombre a quien el padre de Eddy le había puesto una querella por robo y quien además posee registros policiales, con órdenes de arrestos por la muerte de dos personas.
Junto a Zapata Mendoza son buscados también, dos hombres y una mujer.
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