martes, 31 de julio de 2018

Iglesia Católica ve imperativo social erradicar privilegios disfrutan unos pocos

Santo Domingo, RD
La Iglesia Católica ve como imperativo social erradicar los privilegios irritantes que disfrutan unos pocos, por lo que aboga a desplegar un esfuerzo conjunto para construir un país en donde haya más transparencia en la Administración Pública y crear una cultura de paz.

Indica que poco sentido tiene desgastarse en discutir si la imagen del busto de Duarte en la Plaza de la Bandera, se parece o  no al patricio cuando era joven o adulto.


Alude un versículo del libro de Isaías que dice “este pueblo me honra de labios, pero su corazón está lejos de mí”, lo que encaja en el accionar dominicano.

Agrega que “este versículo del libro del profeta Isaías nos va muy bien a los dominicanos, cuando vemos, cómo en los últimos días la colocación del más reciente busto de Duarte, en la Plaza de la Bandera, ha generado muchas opiniones sobre su falta de parecido físico con la foto de Duarte que hemos conocido”.

Las reflexiones están en el editorial del semanario Camino que en su formato de papel ya se encuentra en parroquias y puestos de librerías. En el que insisten, sobre lo necesario que es erradicar los privilegios que permiten a ciertos sectores actuar como si estuvieran por encima de la Ley.

Retoman al fundador de la dominicanidad, y afirman, “creemos que Duarte estaría más feliz si las horas empleadas en estas discusiones sobre su rostro joven, adulto o anciano, las invirtiéramos en un trabajo permanente para construir un país en donde haya más transparencia en la Administración Pública, como él nos enseñó.”.

Manifiestan que “duarte estaría orgulloso de ver cómo su obra se engrandece cada día con acciones que permitan tener un pueblo unido y feliz como él y sus compañeros de lucha lo soñaron”.

La Iglesia Católica considera que es mejor recordarle, haciendo “nuestros sus ideales”, aunque para algunos es más fácil vivir de apariencias y en una hipocresía permanente, pregonando las virtudes de Duarte, pero negándolas con su conducta, a nivel privado y público”.

El editorial termina diciendo, “imitemos a Duarte en su entrega y generosidad por la patria, como la vemos reflejada en uno de sus pensamientos: “Si he vuelto a mi patria después de tantos años de ausencia, ha sido para servirla con alma, vida y corazón, siendo cual siempre fui, motivo de amor entre todos los verdaderos dominicanos, y jamás piedra de escándalo, ni manzana de la discordia”.


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